Uno no espera...
Uno no espera nada de las piedras
y lo espera todo de la vida.
Sin embargo no duda en arrojar ambas al agua
a ver cuánto tardan en hundirse.
La tierra es la base lo que sostiene la planta
pero sin sustrato esta no se desarrolla.
El campo estéril no permite que crezca ni florezca nada.
La llama titila con el viento como queriendo apagarse.
Hay quienes no tienen paciencia y en un profundo suspiro...
Deciden terminar con tanta agonía.
El agua se mueve cual serpiente entre las piedras
y se eleva rauda hasta llegar al cielo.
Uno no espera nada de las piedras
y lo espera todo de la vida.
Sin embargo para alcanzar el cielo,
hay que tropezar necesariamente con ellas.
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